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Carmen García Huerta
La mirada sensible
 
Por Tere Vaquerizo · Fotografía Jerónimo Álvarez
 
Estudió Publicidad, pero el tiempo y el destino pusieron las cosas en su sitio. Lleva el dibujo en la sangre, por herencia paterna. Un gen que la ha posicionado entre los mejores ilustradores del momento
 
¿Cómo empezaste a dibujar? Siempre he dibujado. Mi padre es interiorista, pero también ha tenido épocas en las que, como buen freelance, hacía lo que le salía: retratos, murales… Yo eso lo he tenido muy presente en casa, y siempre estaba dibujando, ese gen lo heredé de él. 
 
¿En qué momento te diste cuenta de que podías ganarte la vida con la ilustración? Empecé haciendo cosas más relacionadas con el diseño gráfico. El paso al mundo de la moda lo di porque mi chico hacía fotografía de moda, y aunque a mí este mundo me encantaba lo veía muy inaccesible, pero al final me animé y envié muestras de mi trabajo a revistas como Vogue, Elle… Te hablo del año 2001 más o menos. Ante mi sorpresa enseguida me llamaron. Empecé a trabajar muy rápido.
 
¿Cómo se presenta el nuevo año? Bastante productivo. Como proyectos personales, participaré en una exposición colectiva en la galería Mad is Mad, y en abril presentaré exposición individual en La Fábrica. En cuanto a proyectos comerciales, voy a pintar la bóveda de un restaurante francés, Antoinette. Es un proyecto muy bonito, porque tengo que reproducir un invernadero, será como un trampantojo. También haré la campaña del Año Nuevo Chino para El Corte Inglés… Hay bastantes cosas en marcha.
 
Después de tantos años dedicándote a la ilustración, ¿sigues disfrutando igual? He pasado por distintos estilos, distintos niveles de 'ilusionamiento'. Y he tenido etapas de conflicto entre lo que quería hacer y lo que hacía. Ahora estoy felizmente en una fase en la que hago lo que quiero porque las cosas comerciales que me piden encajan perfectamente con lo que a mí me apetece hacer. 
 
Imagino que a raíz del boom de las redes sociales habrás notado más competencia… Cuando empecé, las revistas de moda demandaban muchas ilustraciones, era la época de ilustradores como Jordi Labanda, pero luego decayó un poco y hace unos años ha resurgido gracias a las redes sociales. Todo lo que sea fomentar la profesión me parece genial. A la mayoría de ilustradores ahora les llega trabajo a través de las redes, en mi caso, creo que me funciona más el boca-oreja. 
 
¿Algún encargo del que te sientas especialmente orgullosa del resultado? Este año he hecho dos cosas muy bonitas. Por un lado, el cartel de San Isidro me hizo una ilusión brutal, tuvo muy buena acogida. También la vajilla de La Cartuja de Sevilla ha quedado muy bonita, nunca había hecho nada en cerámica y hacerlo con una casa con tanta solera me ha hecho mucha ilusión.
 
También te has lanzado a la docencia. El año pasado impartí una asignatura en el Grado de Moda de la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid y me encantó. Este año no repetiré, por falta de tiempo, pero en septiembre sí que daré un Máster de Ilustración en la Universidad de Nebrija.
 
¿Cuánto puedes tardar en dibujar, por ejemplo, un retrato? Un retrato o lo pillas o no lo pillas, estás obligado a ser rápido. Primero me documento mucho, busco fotos... Lo puedo hacer en un día o día y medio, me gusta dejarlo reposar y volverlo a retomar al día siguiente. 
 
¿Qué ilustradores nos podrías recomendar? Me gustan mucho, y además son amigos, Berto Martínez y Ricardo Fumanal. Aunque mi ilustradora favorita es Jeanne Detallante. También me gustan Ana Juan, Carla Fuentes, Paula Bonet y María Herreros. Y me encanta Ignasi Monreal, un pintor realista que ha hecho todo lo de Gucci, y una pintora muy joven francesa, Inés Longevial.
 
¿Un sueño por cumplir? No tengo grandes ambiciones. Me conformo con seguir trabajando como hasta ahora. Sí me gustaría encontrar un agente fuera de España, ya tuve uno y me fue muy bien, pero no pido mucho más…   

Carmen García Huerta. La mirada sensible