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Mujeres creadoras

Por Patricia Muñoz

La nueva edición de la revista El Duende está dedicada a mujeres creadoras. Y dentro del especial que dedicamos a la feria de nuevo arte contemporáneo Urvanity veíamos obligado contar con la opinión de algunas de las artistas que estuvieron presentes. Nos la ofrecen Hilda Palafox (Galería Balneario de Querétaro), Martina Merlini (Swinton Gallery), Laurina Paperina (Martina´s Gallery. Giussano, Italia) y Anna Taratiel (SC Gallery).

“Durante mucho tiempo, el arte fue un mundo de hombres, pero justo en este momento las mujeres estamos creando todo un movimiento y haciendo una diferencia. La mujer siempre ha sido mi mayor inspiración, pero ahora más que nunca”, comenta la mexicana Hilda Palafox. “A veces, a lo largo de mi carrera, he sentido que se me ponían más barreras que a los hombres, pero trato de usarlo a nuestro favor; enfocarme en mirar hacia adelante, hacia el camino que grandes mujeres han creado para nosotras y seguir avanzando, derribando esas barreras”. Y a pesar de estas, Poni (su pseudónimo), se ha consolidado como una de las artistas que mejor ensalza a la mujer con su arte. A través de líneas minimalistas, colores pastel (o blanco y negro, sus preferidos) y un hipnótico equilibrio compositivo, dibuja mujeres pensativas, nostálgicas, con miradas inexistentes, que a su vez desprenden una feminidad, una poesía visual y una fortaleza difícil de explicar. Como si ellas, sin necesidad de nada más que su propia naturaleza de mujer, fueran capaces de todo. En Urvanity 2019 presentará dos piezas realizadas específicamente para la feria, “inspiradas en situaciones cotidianas, pero con un enfoque más poético”.

 “En general, el mundo del arte está muy orientado hacia el hombre. Raramente comparto galerías con otras mujeres y, en concreto, el escenario del arte abstracto también es muy masculino”, explica Martina Merlini (Bolonia 1986). Comenzó como ilustradora, con un estilo figurativo a caballo entre Milán y Berlín. Hoy, explora nuevas técnicas y materiales como la cera, el esmalte y la madera. “Soy, por naturaleza, una persona que ama lo multidisciplinar. Comencé mi carrera como diseñadora gráfica, seguí con la pintura figurativa y poco después, descubrí la tercera dimensión, desarrollando instalaciones y esculturas con madera curvada y telas teñidas a mano. Actualmente la madera es mi material favorito, por su facilidad de modificación, curvado y cortado” (de hecho, las dos piezas que trae a Urvanity son de este material).

“Comparto el estudio con muchos amigos que son impresores, diseñadores… por lo que siempre está muy concurrido y lleno de gente. Me gustaría también descubrir cómo mi trabajo puede cambiar, modificando mi entorno. Creando sola, en una casa en la montaña, al lado del río”, explica. Por encima de todo, Sol Lewitt es su inspiración, pero también “Bruno Munari, Anni Albers y los elegantes diseños de los Eames”, comenta.

Una inspiración muy diferente a la de la también italiana Laurina Paperina (Rovereto 1980), que cambia ese arte abstracto de Martina y esas mujeres poéticas de Poni, por Bob Esponja, el famoso Ungry Cat o Mike Wazowski (o el perro Zelda, uno de sus preferidos). “La cultura popular es mi pan de cada día: Las películas de serie B, los fanzines, los dibujos animados y los videojuegos, son mi inspiración. En particular las películas de terror de los años ochenta y noventa, hicieron que saliera a la luz mi vena splatter. Pero también el arte contemporáneo y los artistas del pasado han influido en mi investigación. Por ejemplo, Bosch y Bruegel, artistas visionarios del siglo XVI, fueron fundamentales para el desarrollo de mi reciente serie de obras titulada Apocalypse Now, grandes pinturas donde escenarios apocalípticos abarrotados se mezclan con la iconografía pop y la sátira social”. En Urvanity podremos ver su Mini mundo paperesco, un spamming de su producción más reciente; desde dibujos en papel a obra gráfica y pinturas sobre grandes lienzos.

Y ante el caos de Paperina, Anna Taratiel (Terrasa 1982) aporta el equilibrio. “En mis trabajos el color es el protagonista, el responsable de transmitir emociones. Las líneas y las formas son las que aportan la lógica y la razón”, explica. Comenzó pintando en el año 2000, en la calle, en los muros, bajo el pseudónimo de OVNI, con el mismo equilibrio, geometría y color que ahora reina en su taller. “La calle es mi punto de partida, a partir de ahí se desarrolla toda mi carrera artística y no voy a esconder que pintando murales me siento muy cómoda”, confiesa la artista. “Lo que me interesa de cada proyecto, es el proceso. Es decir, todo lo que ocurre desde que me lo encargan, hasta que lo finalizo y lo enlazo con el siguiente. Vivo el arte como la vida, de una manera continua y sin interrupciones”. Expondrá Región Factible, “un trabajo que habla de múltiples soluciones que pueden darse a un problema determinado”.   

 

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